domingo, 11 de diciembre de 2016

Los más "llegadores" en la literatura: Rusia

Recuerdo cómo hace años me puse de pié frente a mi librero y, casi por azar, tomé la primera obra que alcancé con la vista. Al leer el título se formaron en mí expectativas bastante altas, ya que la obra tenía renombre histórico. El libro resultó tan apasionante que leía varios capítulos al día. Una vez que terminé con 2/3 partes de la obra, decidí racionar su lectura y leer tan solo un capítulo a la vez, es decir, un capítulo diario. ¿Por qué? Porque no quería que llegase el día en que abriera el libro y no tuviera más para leer.

Crestomatía. http://se-trata-de-libros.blogspot.mx

Pero el tiempo no perdonó y no quiso mantener mi estado de cosas: ese libro y yo contra el mundo. Cuando mis dedos dieron vuelta a la última hoja resultó que no había más palabras, ni una sola; las hojas habían terminado, y me dije: «¿Pero, y lo demás? Si esto no ha terminado, ¿dónde quedó el resto de mi libro?». Finalmente, con tristeza decidí cerrar la tapa de la obra, resignándome a no encontrar más que el inútil colofón con los datos del editor.

Crestomatía. http://rominaopina.cl 

El autor de ese libro pintó a los personajes de tal modo, tan crudamente, que pensé que el personaje principal era yo, yo mismo, hundido en la miseria. Llegué a identificarme tanto, que al comenzar la última tercera parte tenía cierta esperanza de ver morir al personaje principal, atacado por las manos vengadoras de un desconocido, o quizá por sus propias manos, en un suicidio que terminara con la vida de ambos, de él mismo, Raskolnikof, y yo.

Crestomatía. https://i.ytimg.com/vi/iYonPV5Ryzo/maxresdefault.jpg 

Creo que pocos son los libros que marcan verdaderamente a las personas. Esos libros son como hechos ad hoc para nosotros. Son libros que sin conocernos cuentan nuestra historia.

Crestomatía. http://www.nerdcast.net

La expresión llegador (o en este caso, llegadora) probablemente no sea entendida por alguien no hispanohablante, por ejemplo un ruso. Significa aquello que mueve en lo profundo a una persona, es decir, aquello que le viene o llega con fuerza. En este sentido, Dostoievsky dijo en boca del tipo figurante en las ilustraciones de arriba:
¡Y entonces iré por mi pie al suplicio, porque no tengo sed de alegría, sino de dolor y de lágrimas!
Dostoievsky es el escritor de esta semana. Un autor que pone trémulos a sus lectores, los cuales se ven teñidos de tristeza por los rayos dostoievskyanos que hieren todo cuanto les rodea. Crimen y Castigo, nada más que decir.

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